En vez de hablar de “la Felicidad”, con mayúsculas, tal vez sea mejor indagar cuáles son los pequeños momentos que componen la felicidad, ese sinfín de situaciones que nos dan placer.
Para este fin, invité a las participantes a proponer palabras que iríamos escribiendo en una cartulina, para después desarrollar cada una de ellas (hicimos lo mismo cuando trabajamos “Migración”).
Estas son las palabras que escribimos (las reproduzco sin ningún orden en particular): actitud, armonía, satisfacción, consciencia, salud, ¿verdadera felicidad?, paz, logros, momentos, tiempo, contento, ¿sirve para todos?, amor, qué y cuándo, pareja, hijos, nietos, la mirada, amistad, ¿euforia?, sensación de completud (plenitud), distintas felicidades en distintos momentos y en distintas personas, sexo, risa, dinero, placer, humor, estar conforme (o satisfecho) con uno mismo, comida.
No voy a desarrollar aquí cada palabra, pero sí diré que coincidimos en la importancia de los afectos, de los logros personales y de la salud. En cuanto al dinero, consideramos que en sí mismo no da felicidad, pero sí lo hacen ciertas cosas que se logran gracias a él, como viajes, confort, etc.
Nos resultó muy interesante darnos cuenta que la felicidad es un concepto temporal, pues en distintos momentos de la vida hubo cosas, personas o situaciones que nos hicieron felices y que en el presente tal vez son otras las que lo logren. Y posiblemente en el futuro sean otras.
Debatimos largamente acerca de qué es ser feliz en la pareja. Hay veces que ciertas parejas dan una “imagen de pareja feliz”, pero esto no es cierto, es una farsa, solo en la foto de los aniversarios parecen felices y sin embargo sostienen matrimonios de muchos años. A veces los dos saben que esto no es cierto, y a veces es uno solo el que se miente. ¿Será consciente del autoengaño? No lo sabemos.
Se discutió acerca del peso de la genética: ¿la tendencia a ser feliz se hereda? Algunas opinaron positivamente a esta pregunta y otras plantearon que es más determinante lo que los padres, como modelos, transmiten a sus hijos en la crianza, en sus conductas en el día a día. Un padre infeliz transmitirá a su hijo una visión negativa de la vida.
Surgieron ejemplos de relaciones de parejas verdaderamente tóxicas. Vínculos de 30 y 50 años que, vistos desde afuera, parecen insostenibles, insoportables. Pero realmente no sabemos si sus miembros son felices o no.
Hablamos de mujeres casadas felices y mujeres divorciadas felices.
Esto nos llevó a concluir que el concepto de “felicidad” es muy personal y que lo que hace feliz a una persona, puede hacer desdichada a otra.