Nos preguntamos qué es tener sentido del humor y nos respondimos que no consiste en contar chistes todo el día, ni en burlarse de los demás. Tener sentido del humor es tener una actitud positiva, es ver los problemas desde otra perspectiva, de modo tal que podamos enfrentarlos sin temor o siendo más tolerantes y flexibles. Podemos reírnos de determinadas situaciones, de otros e incluso de nosotros mismos. Sigmund Freud planteaba que, a través del humor, se pueden expresar ideas o sentimientos prohibidos (sexuales, agresivos) y de este modo reducir la tensión que estos afectos nos provocan. Decía que el humor era liberador.
¿De dónde proviene la palabra “humor”?
Antiguamente se creía que en el cuerpo había líquidos o humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra), que determinaban la salud física y mental de los seres humanos. Por ejemplo, si alguien tenía exceso de flema, tenía una personalidad tranquila; si tenía exceso de bilis amarilla, era colérico. El equilibrio de estos humores garantizaba el equilibrio de la salud de un hombre.
Si bien la Medicina y la Psicología actual no toman en consideración la Teoría de los Cuatro Humores, se ha demostrado que el recurso del humor en el tratamiento y prevención de enfermedades es muy eficaz. En el grupo recordamos la película Patch Adams para ejemplificar esto último. Citamos además otra película, La vida es bella de Roberto Benigni, para graficar la importancia del humor en situaciones extremas.
Diferenciamos claramente al humor como mecanismo de defensa útil y eficaz ante ciertas situaciones, y el humor en términos de la euforia o la manía, como mecanismo fallido que sólo sirve para negar y ocultar una realidad que nos duele.
Acordamos que el humor es un fenómeno cultural. Es necesario compartir los códigos para compartir la risa. Todas hablamos castellano, pero provenimos de países con culturas diferentes: lo que es gracioso para una argentina, no tiene sentido para una colombiana.
Y, vinculada con la cultura, se desprende la importancia de la educación en la adquisición del sentido del humor. Los padres y abuelos transmiten a los más pequeños un idioma, costumbres, valores, reglas de conducta y también, aunque no sea tan obvio: enseñan a tener sentido del humor… o a no tenerlo. Hay familias más serias, más solemnes, y otras más divertidas y afables.
A nivel institucional, se ha comprobado que se obtienen desempeños más productivos y eficientes, tanto en ambientes laborales como en ambientes académicos, cuando el clima es agradable y distendido.
Es interesante el hecho de que existe en la actualidad la International Society of Humor Studies, una institución en la que profesionales (psicólogos, antropólogos, médicos, lingüistas, etc.) investigan el humor en distintas áreas. The Psychology of Humor, de Rod Martin, es el libro que recoge estas investigaciones.