Conversaciones de Salón
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Migración, Carina Barón

1/31/2012

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Anoche nos reunimos para conversar sobre “Migración”. Como es lógico, el tema aparecía en las reuniones anteriores, pues nos atraviesa a todas por igual y está en cada uno de nuestros actos, desde hace… ¿30 años?, ¿20 años?, ¿10 años?... cada una sabrá…
  Iniciamos la charla anotando en una cartulina todas las palabras que consideramos que estaban relacionadas con el tema, y después fuimos trabajando una por una.
  Las palabras son: gran cambio, duelo, identidad, metas, desolación, futuro, culpa, desarraigo, metas, pareja, adaptación/desadaptación, descubrimiento, comunicación, bienestar, cambios, coraje, envidia, miedos, expectativas, logros, prejuicios, aprendizajes, desunión/unión, nostalgia, ilusiones, inglés, oportunidades, nuevos amigos , reinventarse, derecho de piso, hijos, proyectos, profesión , stress, resignación, esfuerzo, diferencias culturales, tiempo, trabajo, dinero, distancia, comunicación, motivos, fantasías/realidad, separación, idealización de lo que dejamos, pérdidas/ganancias,  familia que quedó en el país de origen, familia con la que hemos emigrado.
  Algunas de las ideas principales que se trabajaron son:
  - los motivos que impulsaron a tomar la decisión de emigrar: económicos, laborales, etc.
  - el duelo por lo que se pierde: familia de origen, viejos amigos, vida cotidiana conocida.  
  - expectativas y miedos ante un futuro desconocido y que se supone mejor
  - la migración como “trabajo en equipo” de la pareja
  - importancia del avance tecnológico (telefonía, internet) para mantener el vínculo con los afectos distantes
  - reinventarse en un nuevo contexto
  - cómo adaptarse sin perder la identidad
  - los hijos ¿también van a emigrar?
  Como el tema es muy complejo, dos horas de reunión no fueron suficientes, por lo tanto seguiremos conversando sobre él en el mes de marzo, y elaboraremos un resumen más completo.
  Resultó muy interesante escuchar las diversas experiencias, no fueron iguales las opiniones de aquellas de nosotras que han emigrado hace 30 años, de las que lo han hecho hace 10. También hay diferencias en la adaptación entre las que hablan bien inglés y las que tienen un inglés rudimentario. O entre las que emigraron a los veinte años y las que lo han hecho a los sesenta.

Si bien entre todas elegimos las palabras que escribimos en la cartulina, los relatos que se dispararon a partir de ellas fueron muy diversos, y esto se debe a que somos individuos que experimentamos la migración con matices propios y diferentes. 

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La culpa. Carina Baron

1/30/2012

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Ayer conversamos sobre “La culpa”, ese sentimiento de indignidad que uno tiene cuando desea o hace algo que sabe que no está permitido.

Es normal y saludable sentirse culpable ante determinadas situaciones: por ejemplo sentirnos culpables cuando tenemos una actitud egoísta con alguien que necesita de nuestra ayuda. La ausencia total de culpa es muy peligrosa. Los delincuentes, los psicópatas, no sienten culpa, se rigen por leyes o códigos propios, diferentes a los de la sociedad en la que viven.

Por otro lado, hay sentimientos de culpa ligados a conflictos (tanto conscientes como inconscientes) que nos atormentan y paralizan. Son sentimientos de culpa que no responden a causas racionales, lógicas, pero de los cuales no nos podemos desprender y nos hacen sufrir. Un ejemplo sería el de un hijo que se sienta culpable por el divorcio de sus padres.

¿Cómo se genera el sentimiento de culpa?

El sentimiento de culpa es el resultado de la puja entre un deseo que se desea satisfacer y una prohibición. Cuando el niño es pequeño se angustia frente a la posibilidad de la pérdida del amor de los padres: “si te portás mal papá y mamá no te van a querer”. Cuando el niño crece “internaliza” a sus padres. Ya no serán ellos los que le digan al hombre adulto qué está bien y qué está mal, qué se debe hacer y qué no. Serán estos padres internalizados que funcionan desde dentro de la mente del sujeto como superyó, como conciencia moral, los que lo castigarán a través del sentimiento de culpa.

¿Qué nos hace sentir culpables?

A lo largo de la charla fueron surgiendo variados ejemplos: nos sentimos culpables porque tal vez cometimos errores en la crianza de nuestros hijos; nos reprochamos no estar al lado de nuestros padres ancianos;  dejamos de hacer algo por temor a molestar a alguien (por sentir culpa anticipadamente).

¡Y también sentimos culpa por disfrutar!

Parece un chiste, pero es así. A veces cuesta mucho disfrutar de ciertas situaciones (sobre todo si nuestros seres queridos están en una mala situación) y nos sentimos culpables por ser felices.

También trabajamos sobre un tipo particular de persona, aquella que no se hace cargo de sus equivocaciones y proyecta, pone afuera, en el otro o en “circunstancias de la vida” al responsable de sus errores. Para ellos el culpable siempre es el otro.

Y como es habitual en nosotras, tratamos de cerrar la reunión encontrando soluciones:

¿Cómo lidiar contra el sentimiento de culpa?

.Es muy importante poder hablar acerca de lo que se siente: poner en palabras los miedos, los reproches, los sentimientos de estar en falta. 

.A veces haciendo esto se puede evaluar el tenor real de la falta (en general desproporcionado).

.Un riesgo de sentirse demasiado culpable por algo o considerarse siempre el culpable de todo es que los otros nos instalen en ese lugar y no nos dejen salir. Quedamos en una trampa: el otro es una víctima y yo soy la culpable.

.En caso de haber cometido una falta, lo indicado es reconocerla y hablar con el damnificado.

.Analizar cuáles son nuestros ideales morales, religiosos o sociales y evaluar si no son demasiado elevados como para respetarlos siempre.

.Reconocer que en la vida las cosas no son o blancas o negras. Hay grises, hay matices.

.Puesto que muchas veces el sentimiento de culpa es interno, lo ideal sería poder perdonarse.

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Asignaturas pendientes, Carina Barón y Karina Greco

1/11/2012

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En este nuevo país en el que vivimos, a fin de año la gente acostumbra a formularse las New Year Resolution, que son nada más y nada menos que proyectos a realizar durante el año entrante. En general son ideas que uno tiene en la cabeza durante mucho tiempo y que, habitualmente, pospone año tras año.
Por eso, en la reunión de enero, nos pareció una excelente idea comenzar el año con el tema “Asignaturas pendientes”, que son aquellas actividades solamente nuestras, y que no pudimos realizar años atrás porque fueron otras nuestras prioridades. El matrimonio, los hijos, la casa, la familia, nos desviaron la energía y nos consumieron tiempo y atención. Probablemente las decisiones tomadas fueron las correctas en su momento, pero ahora, desde el presente, somos muy duras juzgando esas conductas del pasado.
  ¿En qué momento de nuestra vida nos planteamos que tenemos asignaturas pendientes?
Posiblemente cuando atravesamos una crisis vital. Añoramos lo que no tenemos, justamente porque no nos satisface el momento que estamos viviendo, y pensamos que nos estamos perdiendo de disfrutar de un mundo perfecto, ideal y maravilloso que otros sí gozan, y nosotras no.
  No está mal reconocer que tenemos asignaturas pendientes, lo que sí está mal es tomarlas como fracasos personales y auto castigarnos con reproches.
Lo que planteamos es una propuesta realista para evitar que estos proyectos queden estancados en nuestra cabeza y se conviertan en un imposible que nos angustie. Proponemos preguntarnos cuáles son nuestras asignaturas pendientes y, de acuerdo a nuestra realidad actual (edad, situación vital en la pareja y en la familia, entorno afectivo, situación económica, etc.) cómo empezar a materializarlas en actos concretos.¿Cómo lograrlo?
  1) hacer una lista de lo que tenemos pendiente
  2) plantearnos nuestra realidad actual (familia, economía, trabajo, etc.)
  3) establecer los caminos concretos para realizar eso que queremos: buscar información de lugar, costo, horarios.
  4) reorganizar lo cotidiano para que nuestro proyecto sea posible. No boicotearnos ni postergar.
 Y por supuesto, como somos mujeres y para nosotras son fundamentales las redes, las charlas y los afectos, proponemos acompañarnos en el camino de hacer concreto lo posible.


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    Carina Baron

    En este espacio describo brevemente los temas que conversamos en cada encuentro. 

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