Las relaciones tóxicas en la pareja:
Los dos miembros de la pareja se agreden, tienen pocos momentos de alegría y bienestar. Son raras las situaciones placenteras que les permitan compensar tan malos momentos.
Un indicador que le permite a una mujer darse cuenta que está en una relación tóxica es cuando tiene que renunciar a sí misma porque el otro no le permite ser como ella verdaderamente es.
Hay en el mercado libros que describen una variada tipología de “personas tóxicas”, pero lo que es más enriquecedor no es poner el acento en cómo es el otro, sino en por qué se lo elige y en por qué se sigue manteniendo esta relación.
Muchas veces uno de los integrantes de la pareja tiene la autoestima muy baja, y como cree que vale tan poco, supone que tiene que agradecerle al que lo “eligió” y por lo tanto tolerarle cualquier cosa (mal trato, desamor, etc.).
Es muy habitual que ciertas personas por temor a la soledad o por temor a no saber desenvolverse solas en la vida, prefieren estar acompañadas y mal, en vez de estar solas y bien.
Otras veces uno de los miembros cree que es el “salvador” del otro y que gracias a su intervención el otro va a cambiar y mejorar. Se escuchan argumentos tales como: “Parece violento pero en el fondo es muy bueno, es que tuvo una infancia muy dura y como yo lo amo lo quiero ayudar a cambiar; imaginate qué pasaría si yo lo dejara, necesita que alguien lo quiera y confíe en él. “ Esto se ve en los casos de personas que están en pareja con alcohólicos o con jugadores: tratan de rescatarlo de la adicción y se ven envueltos en situaciones tóxicas. Son codependientes del otro, del que está “enfermo”. Probablemente provengan de una familia en la que hubo adictos y/o codependientes. Entonces con su pareja actual lo que hacen es repetir los patrones que aprendieron y padecieron en su familia de origen.
Relaciones tóxicas en el trabajo
Una persona que tiene con su pareja una relación tóxica, probablemente establezca este mismo tipo de vínculo en todos los ámbitos: familiar, social, e incluso laboral.
Son personas que permanecen en su trabajo porque se sienten cómodas a nivel económico, por la carga horaria, la responsabilidad, etc., y toleran que su jefe o sus compañeros de trabajo los maltraten. No tienen la fuerza para cambiar.
“Estar cómodo” es una frase tramposa que ancla a la persona a un trabajo displacentero.
Relaciones tóxicas en las familias
También en las familias se da este tipo de relación. No siempre se manifiesta un claro maltrato. El vínculo demasiado estrecho entre una madre y una hija puede llevar a esta última a no crecer, no independizarse e inmolarse para cuidar a su progenitora. La dependencia económica que genera un padre poderoso, hará que su hijo permanezca en un lugar de niño eterno.
¿Cómo lidiar con la gente tóxica?
Si bien mi consejo ante una persona tóxica es apartarse de ella, hay ciertas situaciones, como por ejemplo la laboral, donde uno a veces puede buscar otras estrategias. Si uno quiere conservar su trabajo y lidiar con un jefe tóxico, tal vez el sentido del humor o la confrontación suave pero firme son algunas posibilidades. Es importante que el otro sepa qué sentimientos genera su conducta.
¿Hasta qué punto se debe tolerar una relación tóxica? ¿Cuál es el límite?
El límite lo pone cada uno. Pero creo que un buen momento para frenar definitivamente al otro es cuando se está muy cerca de la violencia física o emocional. Los pasos para salir de este vínculo son: tomar conciencia y actuar.